Hoy que tanto se sabe sobre el cuerpo humano (y podría decirse que sobre casi cualquier tema), sonará casi a chiste que en el siglo XIX se pensara que la anatomía de los zurdos era inversa a la de los diestros. Es decir, se sospechaba que los zurdos, por ejemplo, tenían el corazón en el lado derecho del tórax. Ahí es nyujano francés Paul Broca (1824-1880), autor de centenares de libros sobre medicina, senador y fundador de una sociedad de librepensadores, ensalzado por Carl Sagan (todo un personaje este Broca: habrá que seguirle la pista), dijera que en cuanto a la función cerebral, el zurdo era la imagen inversa del zurdo.
Los anatomistas, obviamente, no tardarían en comprobar que los zurdos, zurdos son, pero anatómicamente no son diferentes de los diestros.