El humor ácido, a veces corrosivo, de Mark Twain hace de él uno de nuestros escritores zurdos preferidos. Hoy os ofrecemos un nuevo cuento, cortísimo (más bien un microrrelato), en el que narra la vida de un voluntario en la guerra que era muy admirado entre sus compañeros por su sentido del ahorro.
De Mark Twain, autor de libros míticos como Las aventuras de Tom Sawyer, hemos leído en Hombres zurdos sus cuentos “La célebre rana saltarina del distrito de Calaveras” y “El cuento del niño malo”.
“El lamento de la viuda” fue publicado por primera vez en su libro Sketches New and Old, de 1875.
Cuento muy corto de Mark Twain: El lamento de la viuda
Dan Murphy se alistó como voluntario y peleó con gran coraje. Los muchachos lo querían y, cuando alguna herida lo debilitaba tanto que le costaba cargar su arma, ellos se encargaban de hacerlo. El dinero que iba ganando, Dan se lo enviaba a su esposa para que lo guardara en el banco. Ella era lavandera y planchadora y sabía, por experiencia, cómo cuidar el dinero recibido. No gastaba ni un céntimo. Por el contrario, empezó a vivir de manera miserable, mientras la cuenta bancaria iba engordando.
Finalmente, Dan murió. Lo usual era arrojar al pobre muerto en un zanjón e informar a los seres queridos. Pero, en honor al afecto y el respeto que le tenían, los muchachos telegrafiaron a la señora Murphy, preguntándole si deseaba que embalsamaran a su finado esposo y se lo enviasen de esta manera a su casa.
La señora Murphy averiguó cuánto costaba embalsamar un cuerpo: aproximadamente setenta y cinco dólares. Entonces, ella les respondió:
—¿Ustedes creen que voy a armar un museo en casa y que quiero dedicarme a excentricidades costosas?