4 cuentos zurdos de Lewis Carroll

Hoy nos acompaña un zurdo de oro: el escritor inglés Lewis Carrol (1833-1898), famoso, entre otros libros, por sus novelas Las aventuras de Alicia en el país de las Maravillas (1868) y Alicia al otro lado del espejo y lo que se encontró allí (1871).

Estas dos novelas mantienen aun hoy la aureola de literatura infantil, si bien sobrepasan ampliamente esa etiqueta, como demuestra el hecho de que hayan sido leídas por muchísimos adultos desde que fueron publicadas.

Os traigo cuatro cuentos zurdos de Lewis Carroll extraídos precisamente de Las aventuras de Alicia en el país de las Maravillas y Alicia al otro lado del espejo y lo que se encontró allí.

Son una suerte de microrrelatos escondidos recopilados por Alberto Mangel. Aunque estos cuentos se entienden mejor en su contexto, no por ello dejan de tener entidad propia cuando los leemos por separado. Mi preferido es el último, “Moverse del lado del espejo”, que, pese a sus dosis de surrealismo, encierra una gran lección de vida. :–)

Cuento de Lewis Carroll: A tal palo

El tábano que pica a los caballitos–de–madera también está todo hecho de madera y se mueve por ahí, balanceándose de rama en rama. Vive de savia y serrín.

Alicia a través del espejo, 1871

Cuento de Lewis Carroll: Carrera en comité

—La mejor manera de secarnos sería una carrera en comité.

—¿Qué es eso de una carrera en comité —preguntó Alicia, no porque tuviera muchas ganas de saberlo, sino porque el Dodo había hecho una pausa, como dando a entender que esperaba que alguien dijera algo y nadie parecía que fuera a hacerlo.

—La mejor manera de explicarlo, será haciéndolo.

Lo primero que hizo fue trazar una pista, más o menos en círculo (“La forma exacta no importa demasiado”, dijo), y luego todo el grupo se fue situando por aquí y por allá. Nadie dio la salida, sino que cada uno empezó a correr cuando quiso, de forma que resultaba algo difícil saber cuándo iba a terminar aquello. Sin embargo, después de haber estado corriendo como media hora, y estando todos ya bien secos, el Dodo exclamó súbitamente:

—¡Se acabó la carrera!

Todos se agruparon en su derredor, jadeando y preguntando a porfía:

—Pero, ¿quién ha ganado?

No parecía que el Dodo pudiera contestar sin entretenerse antes en muchas cavilaciones; estuvo durante mucho tiempo con un dedo puesto sobre la frente, mientras el resto aguardaba en silencio. Al fin, sentenció:

—¡Todos hemos ganado!

Alicia en el país de las maravillas, 1865

Cuento de Lewis Carroll: El unicornio

La vista del unicornio se topó con Alicia; se volvió en el acto y se quedó ahí pasmado durante algún rato, mirándola con un aire de profunda repugnancia.

—¿Qué… es… esto? —dijo al fin.

—Esto es una niña —explicó Haigha de muy buena gana, poniéndose entre ambos con el fin de presentarla—. Acabamos de encontrarla hoy. Es de tamaño natural y ¡el doble de espontánea!

—¡Siempre creí que se trataba de un monstruo fabuloso! —exclamó el unicornio—. ¿Está viva?

—Al menos puede hablar —declaró solemnemente Haigha.

El unicornio contempló a Alicia con una mirada soñadora y le dijo:

—Habla, niña.

Alicia no pudo impedir que los labios se le curvaran en una sonrisa mientras rompía a hablar, diciendo:

—¿Sabe una cosa?, yo también creí siempre que los unicornios eran unos monstruos fabulosos. ¡Nunca había visto uno de verdad!

—Bueno, pues ahora que los dos nos hemos visto el uno al otro —repuso el unicornio—, si tú crees en mí, yo creeré en ti, ¿trato hecho?

Alicia a través del espejo, 1871

Cuento de Lewis Carroll: Moverse del lado del espejo

—Iré al encuentro de la reina —dijo Alicia, porque aunque hablar con una rosa tenía su interés, le pareció que más le traería conversar con una auténtica reina.

—Así no lo lograrás nunca —le señaló la rosa—. Te aconsejaría que intentases andar en dirección contraria a ella.

Esto le pareció a Alicia una verdadera tontería; de manera que, sin dignarse a responder, se dirigió hacia la reina. Pero, no bien lo hubo hecho, y con gran sorpresa por su parte, la perdió de vista y se encontró caminando hacia una casa.

Con no poca irritación, deshizo el camino recorrido y, después de buscar a la reina por todas partes, se propuso seguir el consejo de la rosa, caminando en dirección contraria. Esto le dio un resultado excelente, pues apenas hubo intentado alejarse durante cosa de un minuto, se encontró cara a cara con la reina.

Alicia a través del espejo, 1871

Comprar libros de Lewis Carroll en Amazon

RebajasBestseller No. 1
Bestseller No. 3
Alice au pays des merveilles
  • Carroll, Lewis (Autor)
RebajasBestseller No. 4

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.